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miércoles, 30 de abril de 2014

El pecado: ¿Herencia o elección?

 LA BIBLIA - UNA GUÍA SEGURA EN UN MUNDO QUE ANDA CONFUNDIDO





Los bebés son hermosos. ¿No es eso lo que piensa cada padre orgulloso, al ver a ese hombrecito  durmiendo pacíficamente? La imagen misma de la inocencia. Probablemente no exista algún otro momento en la vida cuando el ser humano sea más libre de toda mancha de maldad. 
            Pero, un momento.... Hay quienes al contemplar a ese mismo bebé ven algo muy diferente. En lugar de una dulce inocencia, ven a un bebé nacido con una naturaleza y herencia tan corrupta que el bebé está perdido y condenado en cuanto respira por primera vez;  una pequeña vida manchada con el pecado de Adán y Eva, a pesar de que ese "pecado original" fue cometido miles de años atrás.
            ¿Qué enseña la Biblia? ¿Nacen los bebés inocentes o culpables? Y ¿qué significa esto para los adultos, sean Cristianos o no? ¿Viven pecando constantemente, necesitando perdón constante para el constante pecado de una naturaleza corrupta?
            ¿Podríamos no haber comprendido la pregunta básica de qué es pecado? Para ser más precisos, ¿cuál es la naturaleza de ese pecado por el cual estamos condenados y perdidos por la eternidad?
            Veamos algunos textos de la Biblia fáciles de comprender. "y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado" (Santiago 4:17). Ahora, ¿sabe el bebé la diferencia entre lo bueno y lo malo? Y ¿es posible que nosotros no siempre sepamos que es correcto hacer o decir, y sin querer hacemos o decimos lo incorrecto? En ningún caso--ni para el bebé ni el adulto--está el pecado involucrado. Un error, sí, pero no pecado ni culpa.
            Quizá Jesús pueda ayudarnos a comprenderlo mejor. Hablando un día a los Fariseos, "Jesús les respondió: Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; mas ahora, porque decís: Vemos, vuestro pecado permanece." (Juan 9:41). Jesús les estaba diciendo que el pecado no se imputa como culpa cuando no ha habido oportunidad de saber que es correcto. Los Fariseos sin duda habían nacido con la misma naturaleza caída con la que nacimos nosotros, pero esto no era lo que los hacía automáticamente pecadores. 
            En otra ocasión Jesús dijo, "Si yo no hubiese hecho entre ellos obras que ningún otro ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora han visto y han aborrecido a mí y a mi Padre" (Juan 15:24).  Fue  cuando  la  luz--Jesús--vino a ellos y ellos escogieron rechazar esa luz, que fueron contados como culpables de pecado.
            Entonces, ¿nos está diciendo la Biblia que la condenación y la culpa no son nuestro patrimonio y que nosotros no vivimos automáticamente en un estado de pecado por el "pecado original" de Adán? ¿Nos está diciendo la Biblia que para ser culpables de pecado debemos saber lo que es verdadero y justo, y deliberadamente escoger rechazar la verdad y hacer lo que Dios ha prohibido? Entonces, quizá ese bebé es inocente después de todo y no necesita ser bautizado inmediatamente para lavar su presunta culpa heredada de Adán y Eva. Y también nosotros no vivimos en un estado constante de pecado solo por poseer una naturaleza caída.
            Esto significa que la culpa y el pecado existen para nosotros únicamente cuando hemos recibido la "luz". Cuando sabemos lo que Dios desea que hagamos y rehusamos hacerlo (Santiago 4:17), entonces nos volvemos pecadores, necesitados de perdón y limpieza.  El pecado no viene por haber nacido en un mundo pecaminoso con una naturaleza caída por el pecado de Adán. Todo lo contrario, el pecado es la elección que hacemos cuando sabemos la diferencia entre lo bueno y lo malo, y decimos, "Quiero hacerlo a mi manera, porque no me gusta a la manera de Dios."
            En cierta ocasión Jesús y sus discípulos encontraron a un hombre que había estado ciego de nacimiento. Los discípulos tenían una pregunta para Jesús acerca de cómo llegamos a ser pecadores. "Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego? Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él." (Juan 9:2,3). Los discípulos asumían que su ceguera comprobaba que él era pecador y estaban confundidos acerca de cómo ese pecado pudo haber sido transmitido puesto que nació de esa manera. La respuesta de Jesús muestra que la ceguera y la culpa del pecado no son la misma cosa.
            Lo que significa que debemos hacer una distinción entre los resultados del pecado y la culpa del pecado.
            Cuando Adán pecó, el mundo entero comenzó un patrón continuo de dolor, sufrimiento, deterioro y muerte. Las plantas, animales y los seres humanos sufren los resultados trágicos de la maldición del pecado. Nacemos en un mundo pecaminoso, de padres afectados por el pecado, con una naturaleza inclinada a pecar. Pero no hay indicación en las Escrituras que estemos perdidos, condenados, o con culpabilidad por ninguno de los resultados del pecado de Adán. El pecado por el cual renunciamos a la vida eterna es escoger desobedecer cuando sabemos cual es la voluntad de Dios.
            Un ejemplo claro de este principio lo encontramos en el Antiguo Testamento. "El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él." (Ezekiel 18:20). El punto es simple. Cada uno somos responsables por nuestros propios pecados--nuestras propias malas decisiones.
            Si una vida de pecado es inevitable--por haber heredado un naturaleza humana débil y caída--entonces yo no soy responsable por ella; es culpa y problema de alguien más. Sin embargo, si el pecado es por mi propia elección, entonces yo soy el único responsable y debo tratar con el directamente, en lugar de culpar a alguien más.
            El pecado y la culpa solo se originan dentro de las facultades superiores de la mente responsables de escoger entre el bien y el mal.  Todas las personas sufren los efectos de la ley natural como parte del ciclo de pecado en la tierra.  Pero Dios no nos hace responsables por haber heredado un equipo defectuoso.   El pecado es quebrantar deliberadamente la ley de Dios (ver 1 Juan 3:4). El pecado, en su raíz, es amor propio.  Es ponerme a mi mismo por encima de Dios. 
            Todos los aspectos de los métodos de Dios para salvar a los pecadores son afectados por nuestro concepto de pecado y culpa. Si el pecado está en la naturaleza que heredamos y estará siempre hasta que Cristo venga, entonces:
1.          Jesús no pudo haber nacido con nuestra naturaleza,
2.          el enfoque del evangelio debe ser el perdón constante para el pecado constante, y
3.          nunca seremos libres de pecado hasta que Jesús venga.

Pero si el pecado es por elección propia, entonces:

1.          Jesús pudo heredar nuestra naturaleza, 
2.          el evangelio es ambos, perdón y poder transformador, y 
3.           nosotros podemos vivir la vida de obediencia que vivió Jesús.

...continuará...

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