Los bebés son hermosos. ¿No
es eso lo que piensa cada padre orgulloso, al ver a ese hombrecito
durmiendo pacíficamente? La imagen misma de la inocencia. Probablemente no
exista algún otro momento en la vida cuando el ser humano sea más libre de toda
mancha de maldad.
Pero, un momento.... Hay quienes al contemplar a ese mismo
bebé ven algo muy diferente. En lugar de una dulce inocencia, ven a un bebé
nacido con una naturaleza y herencia tan corrupta que el bebé está perdido y
condenado en cuanto respira por primera vez; una pequeña vida manchada
con el pecado de Adán y Eva, a pesar de que ese "pecado original" fue
cometido miles de años atrás.
¿Qué enseña la Biblia? ¿Nacen los bebés inocentes o
culpables? Y ¿qué significa esto para los adultos, sean Cristianos o no? ¿Viven
pecando constantemente, necesitando perdón constante para el constante pecado
de una naturaleza corrupta?
¿Podríamos no haber comprendido la pregunta básica de qué
es pecado? Para ser más precisos, ¿cuál es la naturaleza de ese pecado por el
cual estamos condenados y perdidos por la eternidad?
Veamos algunos textos de la Biblia fáciles de comprender.
"y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado" (Santiago
4:17). Ahora, ¿sabe el bebé la diferencia entre lo bueno y lo malo? Y ¿es
posible que nosotros no siempre sepamos que es correcto hacer o decir, y sin
querer hacemos o decimos lo incorrecto? En ningún caso--ni para el bebé ni el
adulto--está el pecado involucrado. Un error, sí, pero no pecado ni culpa.
Quizá Jesús pueda ayudarnos a comprenderlo mejor.
Hablando un día a los Fariseos, "Jesús les respondió: Si fuerais ciegos,
no tendríais pecado; mas ahora, porque decís: Vemos, vuestro pecado
permanece." (Juan 9:41). Jesús les estaba diciendo que el pecado no se
imputa como culpa cuando no ha habido oportunidad de saber que es correcto. Los
Fariseos sin duda habían nacido con la misma naturaleza caída con la que
nacimos nosotros, pero esto no era lo que los hacía automáticamente
pecadores.
En otra ocasión Jesús dijo, "Si yo no
hubiese hecho entre ellos obras que ningún otro ha hecho, no tendrían pecado;
pero ahora han visto y han aborrecido a mí y a mi Padre" (Juan
15:24). Fue cuando la
luz--Jesús--vino a ellos y ellos escogieron rechazar esa luz, que fueron
contados como culpables de pecado.
Entonces, ¿nos está diciendo la Biblia que la condenación
y la culpa no son nuestro patrimonio y que nosotros no
vivimos automáticamente en un estado de pecado por el "pecado
original" de Adán? ¿Nos está diciendo la Biblia que para ser culpables de
pecado debemos saber lo que es verdadero y justo, y deliberadamente escoger
rechazar la verdad y hacer lo que Dios ha prohibido? Entonces, quizá ese bebé
es inocente después de todo y no necesita ser bautizado
inmediatamente para lavar su presunta culpa heredada de Adán y Eva. Y también
nosotros no vivimos en un estado constante de pecado solo por poseer una
naturaleza caída.
Esto significa que la culpa y el pecado existen para
nosotros únicamente cuando hemos recibido la "luz". Cuando
sabemos lo que Dios desea que hagamos y rehusamos hacerlo (Santiago 4:17),
entonces nos volvemos pecadores, necesitados de perdón y limpieza. El
pecado no viene por haber nacido en un mundo pecaminoso con una naturaleza
caída por el pecado de Adán. Todo lo contrario, el pecado es la elección que
hacemos cuando sabemos la diferencia entre lo bueno y lo malo, y decimos,
"Quiero hacerlo a mi manera, porque no me gusta a la manera de Dios."
En cierta ocasión Jesús y sus discípulos encontraron a un
hombre que había estado ciego de nacimiento. Los discípulos tenían una pregunta
para Jesús acerca de cómo llegamos a ser pecadores. "Y le preguntaron sus
discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya
nacido ciego? Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para
que las obras de Dios se manifiesten en él." (Juan 9:2,3). Los discípulos
asumían que su ceguera comprobaba que él era pecador y
estaban confundidos acerca de cómo ese pecado pudo haber sido
transmitido puesto que nació de esa manera. La respuesta de Jesús muestra
que la ceguera y la culpa del pecado no son la misma cosa.
Lo que significa que debemos hacer una distinción entre
los resultados del pecado y la culpa del pecado.
Cuando Adán pecó, el mundo entero comenzó
un patrón continuo de dolor, sufrimiento, deterioro y muerte.
Las plantas, animales y los seres humanos sufren los resultados trágicos de la
maldición del pecado. Nacemos en un mundo pecaminoso, de padres afectados por
el pecado, con una naturaleza inclinada a pecar. Pero no hay indicación en las
Escrituras que estemos perdidos, condenados, o con culpabilidad por ninguno de
los resultados del pecado de Adán. El pecado por el cual renunciamos
a la vida eterna es escoger desobedecer cuando sabemos cual es
la voluntad de Dios.
Un ejemplo claro de este principio lo encontramos en el
Antiguo Testamento. "El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el
pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del
justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él." (Ezekiel
18:20). El punto es simple. Cada uno somos responsables por nuestros propios
pecados--nuestras propias malas decisiones.
Si una vida de pecado es inevitable--por haber heredado
un naturaleza humana débil y caída--entonces yo no soy responsable por ella; es
culpa y problema de alguien más. Sin embargo, si el pecado es por mi propia
elección, entonces yo soy el único responsable y debo tratar con el
directamente, en lugar de culpar a alguien más.
El pecado y la culpa solo se originan dentro de las
facultades superiores de la mente responsables de escoger entre el bien y el
mal. Todas las personas sufren los efectos de la ley natural como parte
del ciclo de pecado en la tierra. Pero Dios no nos hace responsables por
haber heredado un equipo defectuoso. El pecado es quebrantar deliberadamente
la ley de Dios (ver 1 Juan 3:4). El pecado, en su raíz, es amor propio.
Es ponerme a mi mismo por encima de Dios.
Todos los aspectos de los métodos de Dios para salvar a
los pecadores son afectados por nuestro concepto de pecado y culpa. Si el pecado
está en la naturaleza que heredamos y estará siempre hasta que Cristo venga,
entonces:
1. Jesús no pudo haber nacido
con nuestra naturaleza,
2. el
enfoque del evangelio debe ser el perdón constante para el pecado constante, y
3. nunca
seremos libres de pecado hasta que Jesús venga.
Pero si el pecado es por
elección propia, entonces:
2. el evangelio es ambos, perdón y poder transformador, y
3. nosotros podemos vivir la vida de obediencia que vivió Jesús.
...continuará...
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