Esta doctrina del “nombre” no es nueva, ni desconocida; dentro
del mundo evangélico, es más actual que nunca: se le llamó, la “Doctrina de los
“sólo Jesús”, y hay un montón de tipos que andan por el mundo rebautizando gente,
porque cuando se bautizaron lo hicieron en el “nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”.
Esto dividió hace años a la iglesia Pentecostal.
Pocos se dan cuenta que Satanás podría ser mucho más
inventivo en traer “al mercado” religioso cosas nuevas. Pero no lo hace, no
porque no es inteligente, sino porque nosotros no lo somos. No lo hace, porque
somos tan … necios (casi digo estúpidos), que nos puede engañar fácilmente usando
lo de siempre.
Si lees una Biblia Mesiánica es absolutamente lógico que vas a encontrar
referencias donde falta algún versículo, porque los Mesiánicos (que dependen de
la rama de los Nazarenos, los Davídicos, etc.) tienen los mismos problemas de los “sólo Jesús”.
En realidad, el asunto de “Yashua”, o “Yejoshúa”, o “Yehoshúa
Mashiac” (creo que lo he escrito bien), es una rencilla importada de entre los Mesiánicos,
que deriva de una discusión, un debate, sobre “Kabbalah” (Cábala - el libro
ocultista hebreo).
Entre ellos existe la creencia de que, al pronunciar la palabra “Jesús” en el idioma original, se llenarán de un poder especial. Es decir, nada más que una superstición. En pocas palabras, pueden estar fornicando y golpeando a sus esposas, y crucificar al Hijo de Dios, o desobedecer los Principios de Dios, pero mientras pronuncien la palabrita mágica “Yeshua”, ellos viven en una atmósfera de santidad.
Por eso es que la web está llena de los tales “Mesiánicos” que hablan del “nombre” como si fuera un asunto trascendental, tanto que dicen que la persecución que se nos avecina va a ser porque ellos van a decir “Yahoshua”, mientras sus perseguidores van a decir “Jesús”.
Entre ellos existe la creencia de que, al pronunciar la palabra “Jesús” en el idioma original, se llenarán de un poder especial. Es decir, nada más que una superstición. En pocas palabras, pueden estar fornicando y golpeando a sus esposas, y crucificar al Hijo de Dios, o desobedecer los Principios de Dios, pero mientras pronuncien la palabrita mágica “Yeshua”, ellos viven en una atmósfera de santidad.
Por eso es que la web está llena de los tales “Mesiánicos” que hablan del “nombre” como si fuera un asunto trascendental, tanto que dicen que la persecución que se nos avecina va a ser porque ellos van a decir “Yahoshua”, mientras sus perseguidores van a decir “Jesús”.
La correcta comprensión de “en el nombre de”
Con lo del “nombre”
además, hay un problema en el griego… Muchas veces en el NT la expresión “en el nombre” no está traducida de
manera literal y otras veces está escrita de manera demasiado literal.
Me explico:
Hay una palabra para describir “poder” en griego, que es “dunamis”. Esa palabra se usa para expresar el poder de Dios, Su fuerza, un poder milagroso, una fuerza excepcional; (de ahí deriva la palabra “dinamita” en Español), “…porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria…” (Mat 6:13). Esa palabra se utiliza muchísimas veces para determinar un “poder indescriptible”.
Me explico:
Hay una palabra para describir “poder” en griego, que es “dunamis”. Esa palabra se usa para expresar el poder de Dios, Su fuerza, un poder milagroso, una fuerza excepcional; (de ahí deriva la palabra “dinamita” en Español), “…porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria…” (Mat 6:13). Esa palabra se utiliza muchísimas veces para determinar un “poder indescriptible”.
Existe otra palabra que denota “poder”, pero no ese “poder
indescriptible” sino un “poder legal”,
o “autoridad”; esa palabra es, “exousia”. Esta palabra es la que se
utiliza para traducir cuando Jesús dijo, “les doy potestad para sanar enfermos”, en muchas ocasiones en el NT
se utiliza “exousia” y se traduce “en el nombre”. Porque la expresión “en el nombre” significa “en la autoridad”, aunque en realidad
simplemente debiera traducirse como “poder
legal” o “autoridad”, porque la expresión
griega “en el nombre”, tiene que ver
siempre con “autoridad“. No con una combinación
de letras y sonidos lingüísticos, sino con la “autoridad legal”. Y en este sentido se utiliza en todo el NT. De hecho,
el término “nombre” y “autoridad” se utilizan como sinónimos
en muchos textos. “….¿en
qué nombre o con qué autoridad haces esto?” es algo recurrente, pero siempre
lleva el mismo sentido… el de “autoridad“.
A los que creen que decir “Yehoshua” les va a crecer el
nivel de santidad, les digo: sé un poco sincero contigo mismo y analiza todos
los pasajes de la Escritura que hablan de “en
el nombre” y comprende bien y grábatelo en la mente, que lo que se debate en
la Biblia, lo que está “en juego” en la Guerra Espiritual Cósmica y Terrenal es,
“la autoridad” de Dios, no “la pronunciación”
de Su nombre; es Su “poder legal” lo que se está discutiendo; es el “¿quién te mandó?”; es “¿con qué autoridad hablas?”; en realidad no hay una discusión sobre si Jesús se escribe
con “Y” o con “J”.
El énfasis en la correcta pronunciación del nombre es una invención
Cabalística (ocultista o satánica) y Mesiánica, pues el tema en cuestión en el
Plan de Salvación Bíblico es “la
autoridad” de Jesús como Mesías. Si digo “mâshı̂yach”, o Mesías, o el Ungido, o lo que sea, no
importa en absoluto y no influye en nada sobre la comprensión respecto a lo que
Dios me quiere transmitir y no me impide tomar una decisión pro/contra de
obedecerle.
Sobre las palabras pronunciadas bien o mal, el Apóstol Pablo
escribió: “Recuérdales esto,
y exhórtales delante del Señor a que no contiendan sobre palabras, lo
cual para nada aprovecha, antes perjudica a los oyentes”.
Pablo recomendó al joven Timoteo que no estudiara para hacer
contienda, sino, “Estudia
con diligencia para (o con la finalidad) de presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de
qué avergonzarse, que traza bien la palabra de verdad.”
Juan escribió… “El
que dice: Yo le conozco, y no guarda Sus mandamientos, el tal es mentiroso, y
la verdad no está en él… El que dice que permanece en Él, debe andar como Él
anduvo.”
En esto consiste conocer a Jesús; no tiene nada que ver con
pronunciar correctamente, formalmente o de manera ritualista, ceremonial, supersticiosa,
“Su nombre”, sino en “andar como Él anduvo”.
Este es el verdadero fin del Cristiano… no, pronunciar bien una palabra en Hebreo, que de hecho, por causa del idioma, ni siquiera tiene el significado en Español (ni en otros idiomas), para reflejar el nombre YHWH o YO SOY EL QUE SOY (las traducciones de estas palabras, no transmiten en absoluto el sentido correcto de la palabra en Hebreo).
¿Pero a quién se le ocurra ahora analizar o disecar todas
las palabras de la Biblia? Pues seguro que haciendo eso, Satanás se pondrá de
fiesta, ya que estaremos muy ocupados un buen rato y él se podría tomar vacaciones
tranquilo, sabiendo que nuestra Salvación estará seguramente perdida.
Conocer a Jesús no es letras, palabras y pronunciaciones,
no es algo tan bajo, simple, superficial y vil.